“La vivienda es el medio donde mayor poder de intervención tenemos.”
(Carolina Valenzuela, 2001:74).
La capacidad de un espacio de ser
transformable es un debate común en la arquitectura. Cuando observamos la
planta de una vivienda ordinaria, encontramos diferenciadas sus estancias.
Traducimos estas delimitaciones como planos verticales que separan el uso de
estos espacios. Incluso se puede intuir su función por la dimensión de los
espacios que encierran o el ancho de la partición. Sin embargo, hay otros factores
que son capaces de crear este espacio y diferenciarlo sin necesidad de
cerrarlo.
Un buen ejemplo de aparición de
la arquitectura sin la presencia de muros es la película Dogville de Lars Von Trier (2003). La escenografía de esta película
atiende al expresionismo alemán, en el que el espacio adquiere importancia
precisamente por la ausencia de esta delimitación. El escenario se define con
la planta de una serie de viviendas, trazadas en el pavimento. Al principio se
percibe como un vacío, se pierde la percepción espacial. A medida que
transcurre la película, nos olvidamos de que las paredes no existen. La
actividad de los actores separa fuera y dentro, público y privado, dormir o
coser. Por otro lado, el mobiliario es reducido. Tan solo encontramos algunos
muebles, que a pesar de no parecer de primera necesidad, adquieren una
importancia considerable porque participan de la definición de este espacio sin
particiones.
Algunos arquitectos como Adolf
Loos utilizaron el concepto de Raumplan. Consiste en la diferenciación de los
espacios, para ello recurría no solo al uso de cerramientos. En la sección de
la Villa Müller apreciamos la diferenciación de cota de las diferentes
estancias. Esta forma de tratar el espacio dirige al visitante. La arquitectura
articula la actividad, y cada estancia es creada con un fin. En este caso, las
divisiones totales o parciales del espacio son imprescindibles, por lo que
actividad y el mobiliario ya no crea, sino que llena el espacio.
En el diseño de una vivienda
comienzo trazando una figura cerrada. La figura delimita el espacio del que
dispongo para trabajar. Aunque de forma automática, ésta pasa a ser la
envolvente exterior de la casa. El conflicto se presenta con el planeamiento.
¿Dónde empieza o acaba el salón? ¿Por qué el salón no se une con el estudio o
la habitación? Juniro Tanizaki en “El
elogio de la sombra” habla de los límites internos en la arquitectura
japonesa, donde los límites son difusos, se pierden entre luz y sombra.
Existen multitud de formas de
organizar el espacio. Es un hecho importante ya que influirá en las utilidades
que dicho espacio pueda albergar. Un espacio rico es el que cumple con su
función. También lo es el que evoluciona con el usuario y absorbe los cambios
en el tiempo, ofrece diferentes funciones. El cambio, el paso del tiempo, es
algo que se manifiesta tanto en las personas como en la arquitectura. Somos
flexibles, y nuestro entorno con nosotros. Carolina Valenzuela en su ensayo “Las plantas transformables” habla del
concepto re-crear, como la adopción
de esta temporalidad en las viviendas.
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