El proyecto apuesta por una forma
de habitar libre, sin las limitaciones que supone el mobiliario tradicional,
que será reemplazado por imágenes proyectadas.
Profundizamos en el estudio de
los medios audiovisuales. Me interesa entender las cualidades de la realidad
virtual e introducirlo de alguna forma en el habitar, a través de proyectores. La imagen proyectada no es aleatoria. Con
ellas se pretende acompañar a las necesidades del habitante en cuanto al
tiempo, lugar y acompañantes vinculados a la acción. El habitar hace a la
proyección, no la proyección a la forma de habitar el espacio.
En la actualidad, la tecnología
ha evolucionado hasta suplir algunas funciones que hasta ahora habían
necesitado de la intervención de personas y objetos. Ha comenzado a ponerse en
duda la necesidad de parte de estos hábitos. En el ámbito doméstico, esta
crisis tiene menor impacto. El estudio profundiza en el tema, proponiendo un nuevo
espacio habitable que renuncia a la manera tradicional de hacerlo. Los objetos
formalizan las actividades y reducen el espacio disponible para la libertad de
movimiento.
Para llevar a cabo la observación,
se renuncia a los objetos y mobiliario doméstico. Serán sustituidos por
imágenes proyectadas en las paredes verticales y pavimento, que pretenden
contextualizar al usuario y la acción que realice. Mediante esta acción aparece
una carencia en la composición del espacio habitable, se hace necesario un
elemento articulador del espacio y centro de actividad, para el que se
propondrá una mesa.
El estudio desemboca en una casa que
renuncia a los objetos tradicionales. La forma de habitar esta casa se aleja de
los parámetros convencionales, pues las proyecciones no sustentan las
necesidades primarias como la higiene o alimentación. Por ello es necesario un
perfil concreto de habitante.
En definitiva, el proyecto
propone un espacio doméstico opuesto a lo que entendemos por hogar. Pasamos a
cuestionarnos cómo hacer en lugar de qué
usar. Al final no supone un cambio en
la forma de vivir, ya que cada vez más una parte importante del habitar nos lo ofrece
la ciudad y nuestro entorno habitual. Entonces, cabe cuestionarse si existiría
alguna diferencia entre poseer una estantería llena de libros, colocada en el
rincón de la sala de estar o simplemente la imagen de ésta.
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